Cada día son más frecuentes los casos de adultos mayores cuyos familiares directos no residen en la ciudad o en el país, tienen su propia familia o labores cotidianas que les impiden estar en el día a día con esos abuelos, padres, tíos que han dedicado toda su vida a cuidarlos y que ya al entrar en una edad avanzada requieren de cuidados más especiales, acompañamiento permanente, no quieren ser ingresados a un centro especializado en el adulto mayor, llamados despectivamente “ancianatos” y entonces llega el dilema: ¿quién los va a cuidar?
Los adultos mayores, por limitaciones propias de su edad, son menos autónomos para realizar sus actividades básicas como bañarse, vestirse, alimentarse, tomar los medicamentos recomendados por el especialista en la dosis y horas establecidas, no salen solos a la calle y mucho menos realizan actividades al aire libre como caminar, salir a un parque, asistir a citas médicas o reuniones sociales. Su condición de tener “muchos años” los lleva cada vez a estar más encerrados en sus hogares, compartir menos con familiares y amigos, entrar en estados de depresión por la falta de realizar actividades ocupacionales o recreativas que les permita mantener su mente y cuerpo activos.
Este mantener activo al adulto mayor es lo que denominan los expertos la Reserva Cognitiva, que se entiende como el mantenimiento de las capacidades y habilidades identificadas “que no tienen por qué dejarse apagar” por el hecho de encontrarse en una edad avanzada; en este sentido se resalta la importancia de promover espacios de lectura, canto, manualidades y demás actividades lúdico-recreativas, que de manera autónoma o asistida por parte del cuidador, logran mantener “encendida” la motivación por querer vivir un día más, demostrando a sí mismo, que los años no son sinónimo de postración, autodescuido ni olvido de sus conocimientos aprendidos.
Por todo lo anterior, es por lo que un adulto mayor requiere de personal calificado para su cuidado, dado que puede tener limitaciones cognitivas o físicas. El acompañamiento y asistencia que se le brindan deben ser personalizados, con calidez, paciencia, profesionalismo y alta vocación de servicio pero sobre todo con el entrenamiento y la formación que le permitan contar con la mejor atención ante cualquier eventualidad de salud.
En conclusión, el cuidado debe favorecer entretenimiento, diversión, socialización, actividades productivas, comodidad física, movilidad y atención en salud, lo cual ayudará a disminuir dependencia, aburrimiento, inmovilidad y pérdida de autorespeto.
Autor: Las Américas Clínica del Sur
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